El ambiente en el que tu bebé va crecer debe ser cálido, agradable, estimulante, cómodo,… Un espacio en el que el bebé se sienta protegido y arropado. Por lo tanto, es necesario que sea extremamente seguro. Usa pinturas no tóxicas, muebles con bordes redondeados, protectores de enchufes, de cajones, de puertas y ventanas, además de cubre radiadores.
Es muy importante que la habitación del bebé no esté sobrecargada de cosas, de peluches, y otros objetos decorativos. En los primeros meses, evita las alfombras. Atrapan muchos ácaros y tierra, lo que puede provocar alergias al bebé. Una habitación cargada de objetos es más difícil de limpiar, y la limpieza es un factor importante para la salud del bebé. Además, la habitación debe tener una buena ventilación.
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Pinta o empapela la habitación al menos ocho semanas antes de la llegada del bebé y deja las ventanas abiertas para que se ventile. Los productos químicos se desprenden de las superficies durante mucho tiempo luego de haber sido aplicados. Terminar estas tareas evitará riesgo de intoxicaciones en el bebé.
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Ten en cuenta por donde ingresa la luz. No coloques la cama en los lugares donde recibe la luz directa del sol por la mañana o bien si por la noche entra luz de alguna luminaria pública. En caso de no tener opciones puedes poner cortinados o persianas.
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Asegúrate que la cuna esté bien armada y no tenga ninguna abertura en las uniones, ni ningún barrote flojo. También fíjate si contiene accesorios plásticos, como los cobertores de tornillos, y retíraselos para que tu bebé no llegue a ingerirlos. Además ten en cuenta que debes cambiar la cuna por una cama no bien el bebé haya crecido.
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No se aconseja el uso de almohadas o chichoneras hasta los 12 meses porque pueden sofocar al bebé, aumentando el riesgo del síndrome de muerte súbita.
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No cubras el piso con alfombras. Utiliza madera, cerámicos o vinílicos que son más fáciles de limpiar y además no acumulan polvo, el cual puede producir alergias.
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Si hay alguna alfombra asegúrala con cinta doble faz de alta adherencia para evitar caídas cuando tengas a tu bebé en brazos.
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Asegura las puertas con traba-puertas o cualquier accesorio que las mantenga abiertas de modo de que ni el viento ni el bebé puedan cerrarlas.
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Aleja cualquier mueble cercano a una ventana. Si esto no es posible debes trabar las ventanas. Acorta también cualquier soga o cadena que cuelgue de las cortinas para evitar que tu bebé se enrosque.
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Cubre prolijamente los cables de electricidad que estén expuestos con cable canal, o bien puedes hacer que pasen por detrás de los sócalos. Asimismo cubre las tomas con tapa-enchufes de plástico.
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Los muebles pesados, como las bibliotecas o aquellos que no sean muy estables, deben ser amurados para evitar que caigan sobre el bebé.